El propósito de enseñar Lengua en la
escuela es integrar a los alumnos al universo de la cultura oral y escrita,
contribuyendo de ese modo a su formación como ciudadanos. Esto supone poner a
disposición de los alumnos situaciones que favorezcan su real participación en
la cultura letrada y el desarrollo progresivo de sus posibilidades de
comprender el sentido y el contexto en que se produce el lenguaje así como de
producir discursos orales y escritos pertinentes y fieles a sus propósitos. Para
ello, las propuestas del área intentan preservar en la escuela el sentido que
las prácticas de la oralidad, la lectura y la escritura tienen en la vida
social.
Para aprender a leer y a escribir,
los alumnos tienen que participar en situaciones múltiples de lectura y
escritura, con finalidades, interlocutores y ámbitos de interacción diversos.
En ese contexto, asumimos que los
niños son capaces de pensar acerca de la escritura aunque no todos lleguen a
pensar lo mismo al mismo tiempo.
En la actualidad, se conoce que se
alfabetiza mejor cuando:
-
se permite interpretar y producir una
diversidad de textos.
-
se promueven diversos tipos de situaciones de
interacción con la lengua escrita;
-
se enfrenta la diversidad de
propósitos comunicativos y de situaciones funcionales vinculadas con la
escritura;
-
se reconoce la diversidad de problemas que
deben ser enfrentados al producir un mensaje escrito (problemas de graficación,
de organización espacial, de ortografía de palabras, de puntuación, de
selección y organización lexical, de organización textual...);
-
se crean espacios para asumir diversas
posiciones enunciativas delante del texto (autor, corrector, comentador,
evaluador, actor...);
● la diversidad de niveles de
conceptualización de la escritura permite generar situaciones de intercambio,
justificación y toma de conciencia que no entorpecen sino que facilitan el
proceso;
● y cuando asumimos que los niños
piensan acerca de la escritura
La lectura es una práctica social; el
lector se acerca a los textos con un propósito determinado y lleva a cabo un
proceso de construcción del sentido en interacción con el texto, con otros
lectores y con otros conocimientos:
“Siempre debe existir un objetivo que
guíe la lectura, o dicho de otra forma, que siempre leemos para algo, para
alcanzar alguna finalidad. El abanico de objetivos y finalidades por las que un
lector se sitúa ante un texto es amplio y variado […] La interpretación que los
lectores realizamos de los textos que leemos depende en gran medida del objetivo
que preside nuestra lectura. Es decir, aunque el contenido de un texto
permanezca invariable, es posible que dos lectores, movidos por finalidades
diferentes, extraigan de él distinta información.”Isabel Solé. Estrategias de
lectura. (1992: 21-22). GRAO.
Del mismo modo, escribir es una
actividad con sentido; el texto se produce en un contexto sociocultural y
comunicativo determinado, conlleva ciertos propósitos y se dirige a uno o a
múltiples destinatarios. Como proceso, la escritura supone la puesta en juego
de acciones y reflexiones de manera recursiva, colaborativa y controlada para la
planificación, la textualización y la revisión de los textos.
Considerar a las prácticas sociales
de lectura y escritura como un objeto de enseñanza y de aprendizaje le plantea
a la escuela innumerables desafíos: es necesario asegurar los propósitos
didácticos y, a la vez, sostener para los niños fines comunicativos claros
relacionados con las intenciones que los llevan a leer y a escribir y con los
destinatarios de sus escritos.
Finalmente, una de las
características de las escuelas de hoy es la pluralidad cultural de los niños
que alberga. Aceptar la diversidad en el aula lleva a quienes tienen la
responsabilidad de enseñar a buscar formas de trabajo escolar donde las
desigualdades no signifiquen desventajas para unos y ventajas para otros. Por lo
tanto, se intenta lograr que:
● La diversidad de usos y formas del
lenguaje sea valorada en la escuela como un factor fundamental de enriquecimiento
lingüístico, en lugar de funcionar como motivo de discriminación cultural.
● La escuela se constituya en un
ámbito propicio para que todos los alumnos lleguen a ser miembros activos de la
cultura escrita, democratizando la participación en las prácticas de lectura y
escritura.
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