domingo, 2 de septiembre de 2012


El propósito de enseñar Lengua en la escuela es integrar a los alumnos al universo de la cultura oral y escrita, contribuyendo de ese modo a su formación como ciudadanos. Esto supone poner a disposición de los alumnos situaciones que favorezcan su real participación en la cultura letrada y el desarrollo progresivo de sus posibilidades de comprender el sentido y el contexto en que se produce el lenguaje así como de producir discursos orales y escritos pertinentes y fieles a sus propósitos. Para ello, las propuestas del área intentan preservar en la escuela el sentido que las prácticas de la oralidad, la lectura y la escritura tienen en la vida social.

Para aprender a leer y a escribir, los alumnos tienen que participar en situaciones múltiples de lectura y escritura, con finalidades, interlocutores y ámbitos de interacción diversos.

En ese contexto, asumimos que los niños son capaces de pensar acerca de la escritura aunque no todos lleguen a pensar lo mismo al mismo tiempo.

En la actualidad, se conoce que se alfabetiza mejor cuando:  

-          se permite interpretar y producir una diversidad de textos.

-           se promueven diversos tipos de situaciones de interacción con la lengua escrita;

-          se enfrenta la diversidad de propósitos comunicativos y de situaciones funcionales vinculadas con la escritura;

-           se reconoce la diversidad de problemas que deben ser enfrentados al producir un mensaje escrito (problemas de graficación, de organización espacial, de ortografía de palabras, de puntuación, de selección y organización lexical, de organización textual...);

-           se crean espacios para asumir diversas posiciones enunciativas delante del texto (autor, corrector, comentador, evaluador, actor...);

 

● la diversidad de niveles de conceptualización de la escritura permite generar situaciones de intercambio, justificación y toma de conciencia que no entorpecen sino que facilitan el proceso;

● y cuando asumimos que los niños piensan acerca de la escritura

 

La lectura es una práctica social; el lector se acerca a los textos con un propósito determinado y lleva a cabo un proceso de construcción del sentido en interacción con el texto, con otros lectores y con otros conocimientos:

“Siempre debe existir un objetivo que guíe la lectura, o dicho de otra forma, que siempre leemos para algo, para alcanzar alguna finalidad. El abanico de objetivos y finalidades por las que un lector se sitúa ante un texto es amplio y variado […] La interpretación que los lectores realizamos de los textos que leemos depende en gran medida del objetivo que preside nuestra lectura. Es decir, aunque el contenido de un texto permanezca invariable, es posible que dos lectores, movidos por finalidades diferentes, extraigan de él distinta información.”Isabel Solé. Estrategias de lectura. (1992: 21-22). GRAO.

Del mismo modo, escribir es una actividad con sentido; el texto se produce en un contexto sociocultural y comunicativo determinado, conlleva ciertos propósitos y se dirige a uno o a múltiples destinatarios. Como proceso, la escritura supone la puesta en juego de acciones y reflexiones de manera recursiva, colaborativa y controlada para la planificación, la textualización y la revisión de los textos.

Considerar a las prácticas sociales de lectura y escritura como un objeto de enseñanza y de aprendizaje le plantea a la escuela innumerables desafíos: es necesario asegurar los propósitos didácticos y, a la vez, sostener para los niños fines comunicativos claros relacionados con las intenciones que los llevan a leer y a escribir y con los destinatarios de sus escritos.

Finalmente, una de las características de las escuelas de hoy es la pluralidad cultural de los niños que alberga. Aceptar la diversidad en el aula lleva a quienes tienen la responsabilidad de enseñar a buscar formas de trabajo escolar donde las desigualdades no signifiquen desventajas para unos y ventajas para otros. Por lo tanto, se intenta lograr que:

● La diversidad de usos y formas del lenguaje sea valorada en la escuela como un factor fundamental de enriquecimiento lingüístico, en lugar de funcionar como motivo de discriminación cultural.

● La escuela se constituya en un ámbito propicio para que todos los alumnos lleguen a ser miembros activos de la cultura escrita, democratizando la participación en las prácticas de lectura y escritura.

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