miércoles, 11 de diciembre de 2013

Informe de Lectura sobre “Las aventuras de Bigote, el gato sin cola”, aplicando las funciones de Propp y Roland Barthes

por María Elena Catalán

Este trabajo pretende analizar la obra “Las aventuras de Bigote, el gato sin cola”, de la autora Ruth Kaufman, quien nació en Buenos Aires y desde hace algunos años vive en Colonia del Sacramento (Uruguay). Es licenciada en Letras en la Universidad de Buenos Aires y maestra de Educación primaria. Trabajó en las revistas Billiken y Cordones Sueltos, y fue asesora del departamento de Primaria de dicha editorial. Colaboró en las revistas Limen, Vivir y Humi. Además es profesora de castellano para extranjeros, coordinadora de talleres de escritura para niños y adolescentes.
Ha publicado, además, “Nada de luz, ni siquiera velas”; “La ciudad de los magos”; “Un bebé de pecho y un potrillo blanco”; “El ropero y varios libros de lectura”. Junto con Diego Bianchi y Patricia Jazan fundó en 2003 el sello Pequeño Editor, para publicar, como a ella misma le gusta asegurar, “libros destinados a pequeños lectores y grandes curiosos”. El libro “Nadie les discute el trono”, recibió el Premio Nacional de Narrativa 2006 del Ministerio de Educación y Cultura del Uruguay, (según información extraída de Libros Alfaguara).
La obra, pertenece al género literario: novela narrativa, y cuenta las aventuras de un gato especial: Bigote, el gato sin cola. Éste, nunca se había percatado de este pequeño detalle, ya que vivía feliz con la familia Ibañez, pero ya tenía cinco meses y la señora Ibañez consideró que ya era tiempo de salir solo a pasear a la plaza y tener amigos gatos. Ella lo sacaba a la mañana por la ventana y se iba a pasear, pero Bigote se quedaba un rato mirando la calle, volvía a saltar por la ventana y se metía otra vez al departamento, para ir a dormir junto al señor Ibañez.
Esto ocurrió muchas veces, hasta que una vez, la señora Ibañez olvidó sus anteojos y cuando regresó a buscarlos, vio que Bigotes estaba durmiendo; entonces lo retó, lo tomó entre sus brazos y se lo llevó al parque. Tenía mucho miedo, pero se animó y exploró todo el parque: estuvo en el estanque, trepó árboles y persiguió mariposas. Cuando terminó el día estaba agotado y muerto de hambre.
Al día siguiente, ni bien Marta Ibañez abrió la ventana, Bigote saltó y se dirigió al parque, pero en el camino se cruzó con una gata, que le preguntó donde estaba su cola. Bigote nunca lo había pensado, ¿era tan raro no tener cola?, siempre había vivido así y nunca había tenido problemas. Entonces, ese día lo único que hizo fue observar a todos los gatos: y se dio cuenta de que todos tenían cola menos él. Unos gatos se le acercaron, le preguntaron sobre su cola, lo molestaron y se rieron de él. Tuvo que mostrar sus puntiagudas garras para que lo dejaran en paz. Bigote consiguió ahuyentar a todos sus enemigos, pero lo malo fue que también ahuyentó a los gatos que querían hacerse amigos de él. (Este es un ejemplo de función de Propp n° IV donde el agresor intenta obtener noticias.)
Los días siguientes Bigote iba al parque, pero se quedaba en el estanque, solo, con las ranas y los sapos. A diferencia de otros gatos, a Bigote le encantaba el agua.
Una noche, escuchó el canto de unos gatos, y pensó que lo que más quería era cantar en ese coro; pero sin cola, no lo iban a querer. A la mañana siguiente, Bigote recorrió el parque, buscando una cola. Mientras visitaba la feria de artesanos, un niño lo levantó en brazos, era Luisito y juntos pasearon toda la tarde por la feria, pero no encontró nada parecido a una cola. (Puedo señalar aquí un ejemplo de función Propp N° VIII donde algo le falta a uno de los miembros de la familia; uno de los miembros de la familia tiene ganas de poseer algo.)
Cuando regresó a la casa, los Ibañez no estaban allí, entonces Bigote trepó a la biblioteca para tomar unas flores que parecían una cola, pero el florero se cayó y se rompió. Usando los dientes tomó la “cola de zorro”, se la pegó, se la
pintó, y corrió a reunirse al coro. (Aquí observo un ejemplo de función Propp N° XIV donde el objeto mágico pasa a disposición del héroe. En este caso Bigote roba el objeto: “la cola de zorro”.)
Los gatos escucharon cantar a Bigote y uno de ellos llamado Ronco protestó, porque no quería más integrantes en el coro, pero la gata Laralá, que dirigía el coro, lo aceptó. (Identifico en Ronco, el personaje agresor). También estaban en el coro Miela, Negro y Bruno. Todos juntos cantaron toda la noche. Les arrojaban frutas, cascotes, latas vacías y zapatos. Laralá estaba satisfecha, el coro había sonado a las mil maravillas. Bigote estaba feliz: había sido aceptado en el coro, era como ellos.
Cuando llegó a la casa, Marta lo estaba esperando, enojada porque Bigote había dejado el living revuelto. Pero cuando se acercó al gato, Marta notó que tenía una cola falsa, entonces se sonrió, lo alzó y lo acarició.
La siguiente noche, los gatos cantaron en el techo de un tren en marcha. Cantaron toda la noche, pero el tren se había alejado demasiado y Bigote sintió miedo. Ronco se burló de él, porque no sabía volver a su casa, pero Miela le mostró el camino y uno a uno fueron saltando todos del tren, para regresar a sus casas. Pero al saltar, Bigote perdió la cola; pero siguió corriendo como si nada. Ronco lo vio y maulló de la impresión. Pensó en salvar la vida de Bigote y buscó la cola. Cuando la encontró se dio cuenta que no era una cola: era una planta. Mientras tanto Bigote llegaba a la casa feliz de haber viajado en tren, sin saber que su secreto había sido descubierto.
Al día siguiente, Bigote no encontró su cola, así que trepó otra vez a la biblioteca y tomó otra “cola de zorro” y Marta la pintó y se la pegó. Cuando llegó al puente todos los gatos del coro estaban allí, esperándolo. Ronco lo vio y les dijo a todos, que Bigote no tenía cola y de un mordisco le arrancó la cola falsa. (Otra vez aparece aquí el personaje agresor). Laralá estaba enojada, entonces Bigote le explicó que se pegó una cola falsa, porque tenía miedo de no ser aceptado. Comenzó así
una pelea entre todos, gritaban a favor y en contra de Bigote. Fue entonces cuando Laralá le dijo que ella lo hubiera aceptado igual, pero ya era tarde, por eso tomó la decisión de echar a Bigote del coro, hasta que explicara su verdadera historia. (Señalo en este punto una función Propp N° XXV donde se propone al héroe una tarea difícil, en este caso Laralá es el personaje mandante). Bigote sintió ganas de llorar y se fue sin despedirse de sus amigos, pero decidido a investigar su historia. (Puedo señalar aquí un ejemplo de función Propp N° IX donde se divulga la noticia de la fechoría o de la carencia, se dirigen al héroe con una pregunta o una orden -en este caso el héroe es Bigote- se le llama o se le hace partir: el héroe es expulsado.)
Bigote no quiso volver a su casa y caminó por la ciudad, hasta que entró en un museo. (Es este un ejemplo de función Propp N° XI donde el héroe-víctima se va de su casa). La exposición estaba dedicada a los gatos; así que lo dejaron entrar y recorrerla. Vio muchos cuadros de gatos y en uno había un gato sin cola, saltando al mar desde un barco, el cuadro decía: “El gato de Manx” y era igual que él.
Pasó la noche en el parque. Por la mañana se encontró con Luisito, que lo había estado buscando. Lo alzó y se lo llevó al Jardín de Infantes. (Aquí identifico en Luisito, el personaje de auxiliar, donde el héroe lo encuentra por casualidad y le permite solucionar el daño sufrido). Ese día, todos los niños llevaron una mascota, pero el más extraño fue Bigote. La maestra llevó a los niños a la biblioteca para investigar la raza del gato sin cola, y lo encontraron: era Gato de Manx. A la salida del Jardín Luisito y su mamá dejaron al gato en el parque. (Aquí se menciona un ejemplo de función Propp N° XV donde el héroe es transportado, conducido o llevado cerca del lugar donde se halla el objeto de su búsqueda - Bigote buscaba su origen-.)
Bigote fue corriendo a contar la historia a los gatos del coro y ellos lo escucharon: era una raza de gatos sin cola y la leyenda decía que el primer gato sin cola saltó de un barco que se hundía y nadó hasta la isla de Man y allí tuvo
muchos hijos (les contó que había visto un cuadro reflejando esta historia, en un museo). Desde entonces, a estos gatos les gusta el agua y les falta la cola.
Al escuchar la verdadera historia, Bigote fue otra vez bienvenido al coro, y comenzaron a cantar. (Encuentro aquí una función Propp N°XIX donde la fechoría inicial es reparada o la carencia colmada, en este caso la explicación del origen de los gatos sin cola. En este punto el cuento alcanza su culminación. Representa también la función N° XXVI donde la tarea es realizada.)
Al amanecer, Bigote volvió a casa de los Ibañez. (En este punto de la novela encuentro un ejemplo de Propp N° XX donde el héroe regresa). Por la tarde fue al parque a encontrarse con Luis. Y a la noche volvió al puente para cantar con el coro.
Desde aquel día, pocos gatos tuvieron una vida tan feliz como la suya.
FIN

Según el análisis estructural de Roland Barthes, puedo identificar en esta novela funciones distribucionales, donde los núcleos del argumento son:

> Núcleo 1- Descubrimiento: Bigote descubre que no es igual a los demás gatos.

Subnúcleo o Catálisis: Bigote se aísla de los demás gatos, para no ser molestado. Pero desea pertenecer al coro de gatos y para ello debe investigar su origen.

> Núcleo 2- Búsqueda: Bigote recorre la ciudad en búsqueda de su origen.

Subnúcleo o Catálisis: Llega primero al museo y luego al Jardín de Infantes de Luisito.

> Núcleo 3 - Encuentro: Bigote encuentra el origen de su raza.

Recomendaría esta novela a niños que cursan el segundo grado de escuela primaria. En el paratexto del libro observo la cara de Bigote, en la tapa y gatos maullando o cantando, en la contratapa. Lo mencionado anticipa las aventuras de este gatito.
Debido a que Bigote no es como los demás gatos, esta novela sería un ejemplo de tolerancia a lo distinto, en casos de discriminación; ya que todos somos iguales en lo esencial y distintos en la personalidad. Se trabajaría también valores como la amistad y el respeto, para ayudarlos a comprender lo que está bien y lo que está mal decir o actuar, todo ello le dará un significado positivo a la lectura.
Bigote se siente mal al ser rechazado por ser diferente, esto sucede muchas veces en la vida real, por ejemplo cuando un simpatizante de un equipo de futbol se burla de otro, solo por simpatizar con el equipo rival, o cuando un niño es burlado por tener las orejas grandes, o usar anteojos o tener dientes grandes o por el color de su piel. Así, también lo muestran películas como Ben X, Bullying, Karate Kid, Carrie, Yo también, Billy Elliot o Invictus (ésta última inspirada en Nelson Mandela).
Como conclusión, se podría reflexionar sobre los juicios de valor sobre los otros (¿cómo estimo a los pertenecientes a la cultura extranjera?¿me siento atraído o rechazado por ella?), sobre la capacidad de acción comunicativa (¿busco al otro, deseo su cercanía, me identifico con él, o me someto a él en mi euforia por todo lo foráneo?) y recapacitar si conozco al otro.



María Elena Catalán
2° año Profesorado de
Educación Primaria